Visita a un hermano 

¡ Supuse mal !. No es simple el proceso de una visita carcelaria en un sistema que hasta los cautivos son víctimas de los actos de corrupción que se puedan crear a su alrededor por parte de la administración penitenciaria y los servicios alrededor de ella: venta de productos básicos para aquellos que tienen la posibilidad de pagar; cobro por el ingreso de elementos prohibidos al interior de las cárceles; contribuir a la fuga de presidiarios; prebendas para aquellos cautivos cuyas familias pueden pagar un trato preferencial y un sinfín de combinas que aumentan la transgresión de los habitantes desde el director hasta el mas débil de los condenados en el interior de una universidad carcelaria. El asunto es como una bola de ping-pong en la cual ellos fabrican muchos sistemas de corrupción y luego los carcelarios crean sus propios: ingreso de drogas y armas; acceso de celulares para seguir delinquiendo desde el interior; venta de comestibles; etc. Digo universidad porque muchos de ellos saldrán formados a continuar delinquiendo gracias  a los contactos adquiridos en el interior o por el resentimiento de un proceso mal elaborado. Habrán aquellos pocos que en su voluntad de superación buscarán otras alternativas. 

Dos días antes de vencerse la oportunidad de una visita a mi hermano, porque hasta en eso es dudoso el programa de visitas establecido ya que las visitas masculinas solo se puede hacerse efectiva cada mes, no teníamos una respuesta de la aceptación de mi presencia así como, en la víspera una negación sin explicación alguna.

Este grupo vulnerable minoritario de la sociedad, así como lo son los indígenas, los pertenecientes la LGBTI, los mestizos, los negros, los afrocolombianos, los palenqueros... son de una fragilidad inquietante, del cual ningún organismo social ha puesto la mano en su ayuda dada las dificultades propias de el mismo. Si el sistema de salud es inexistente, la salud mental por defecto es siniestro, en un problema ignorado ya que no existe una intervención como consecuencia de la falta de un acompañamiento, creando un universo de privaciones y detenciones que conllevan a una violencia física, verbal y psicológica, agresiones sexuales, de conflictos relacionados al trafico de violencias debidas a la promiscuidad y la vida colectiva y aun mas de presiones psicológicas bajo una rigurosidad extremadamente represiva, creando efectos nefastos bajo un circulo vicioso, que implican actos en contra del reglamento carcelario, sosteniendo un encubrimiento que puede conllevar a un acto suicida. 

Quería además, de tener una visita afectuosa a mi hermano en el día de su cumpleaños; una mirada social a este grupo desposeído de decisiones; al miedo de aquellos hombres que custodian y un acompañamiento al huérfano caminar de visitantes. Una visita virtual que elude esta impotencia que siento frente al monstruo de la corrupción y que me reconforta con el noble detalle artesanal que mi hermano me ha preparado. 


Fray Domingo Otálvaro Ortiz. marzo 20 de 2022






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