Split 27.09.22
SPLIT - SIBENIK septiembre 27 Estábamos a dos horas y treinta minutos de los pueblos costeros. Salimos después de un rico desayuno preparado por la madre de la anfitriona. Los huevos de gallinas levantadas al aire libre tenían el sabor a ese campo que nos rodeaba, la mermelada de mora, de frambuesa y la miel empacadas en coquetos frascos, eran irresistibles hasta para el más diabético. Pero había un toque particular e intrínseco en el desayuno mismo, aquella manera en que era servido por la señora, emanaba un gran amor y de una limpieza remarcable. ! Un día nublado !. Al atravesar el primero de unos seis túneles, la lluvia era tan extrema que las plumillas del vehículo no daban abasto a evacuar la cantidad de agua que recibía el coche. Con la visibilidad casi nula, no me podía dar el lujo de parar, ya que, sobre el lado derecho no había espacio y me encontraba en una auto-ruta de alta velocidad. Una pesadilla que duró alrededor de una hora; de modo que, aquellas dos horas previstas se